jueves, 22 de abril de 2010

Quizá sí...

Sobre mí los cielos crujen, sobre mí se abren las nubes
No hay lugar donde ocultarme cuando el rayo quiebra el suelo,
caminando, con zapatos que he cosido con mis sueños
y he trenzado con jirones de ilusiones y de anhelos.

Solo, solo, sobre tierra tan oscura y quebradiza...

Solo, sólo avanzar puedo mientras caen las tempestades,
Solo, sólo ir adelante, cuando detrás ya no hay nada,
seguir con el gris penar de las longevas edades
que en poco tiempo han caído sobre mi pequeña alma.

Solo, solo, en el desierto de inocencia que agoniza...

Y cae la lluvia, punzante, sobre mí se llueve, eterna,
vastas llanuras desiertas cuajadas de agrestes grietas,
y solo, solo, camino, cruzo la yerma ladera
pensando si soy real, si acaso existo siquiera.

Solo, solo, cultivando mi cosecha de ceniza...

Y quizá sí,
quizá valga la pena
cuando vislumbro a mi lado destellar tu cabellera, quizá sí
quizá no sea en vano
cuando tus ojos me miran y me rozas con tu mano

Recojo los hilos sueltos de mis necias fantasías
con el alma estremecida a la luz de tus pupilas;
el oscuro firmamento se rompe al albor del día
que traes, como amanecer deslumbrante en tu sonrisa.

Y quizá sí,
quizá valga la pena
cuando tu presencia torna en recompensa la condena, quizá sí
quizá no sea en vano
guardar por tí la esperanza de que me roce el verano, y quizá sí
quizá puedo aspirar
a volver la mirada al firmamento, quizá sí...
quizá algún día mis labios se despierten con tu aliento, quizá sí...
quizá es tu mano que tiendes la que me dará el sustento, quizá sí...
quizá, tu luz cegadora me lleve a lomos del viento

Lejos, muy lejos...

Lejos, lejos, de la negra soledad
y me arranquen tus caricias la tristeza, en la estrecha intimidad
de una habitación cerrada, lejos de necias miradas, lejos de la oscuridad
una torre en una isla, un rincón en la ciudad... sin la ansiedad
de sentirme tan herido, como un tapiz descosido,
sujetándome los hilos que las manos del destino nunca dejan de tirar.

Y sé que sí,
que es eso lo que quiero,
desatarme los zapatos y volar hasta tu cielo, sé que sí,
que no es tiempo perdido
derramar sobre tu nombre cada lágrima o suspiro, sé que sí,
que no hay miedo ni duda
cuando sigo tras la estela de tu imponente figura, sé que sí,
que eres hogar y escudo,
cuando ante tí siento así mi corazón, tan desnudo, sé que sí,
que es eso lo que quiero,
quererte con la esperanza de un quizá que siempre espera, sé que sí,
sé que valdrá la pena
tener fe en tus ojos grises, una fe que nunca muera, sé que sí,
que aguantará, serena,
la fe que me da alas en los pasos que aún me esperan, sé que sí,
que girará la rueda,
que basta con creer que lo imposible suceda, sé que sí,
que nunca será en vano
volver a hilvanar mis sueños en tus dedos, en tus manos, sé que sí,
que tengo un buen motivo
para que algo me importe, seguir estando vivo, sé que sí,
que aún hay primavera,
mientras pueda esperar que algún día tú me quieras.

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